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Foto del escritorMagda y Claudio

¿Cuál es el territorio de una Mujer?


Durante el camino de la vida, ha sido un desafío, el poder responder a la pregunta de territorialidad que significa el ser Mujer. Durante siglos para algunas ha sido una carga, sin embargo, desde siempre, nuestro útero ha sabido que nuestra energía es una perla hermosa de infinito poder.


Me siento frente al teclado, de mi computador nuevo esta vez, pero mi corazón late como siempre, si es que no más.


Por muchos años he recorrido caminos espirituales en diferentes corrientes, todas más o menos en la tendencia "oriente". Hoy agradezco lo que cada una me ha brindado, me ha nutrido, me ha iluminado y me ha aportado en mis infiernos.


Pero algo sucedió. Comencé a descubrir en nuestro territorio una riqueza hermosa. Desde mi sentir de mestiza, como muchas que están leyendo esto, tomé consciencia que ese mestizaje me llevo a nutrir más mi poder a partir de la sabiduría Zen que de la de mis pueblos originarios. Fue un recorrido en que en mis inicios me viví lineal, celebrando fechas del Norte, y solo mirando el cielo sudamericano cuando el colectivo lo miraba.


Posterior a eso, me conecté con los elementos desde la vereda china, con los bosques desde la perspectiva celta, con la meditación desde la practica japonesa, con los minerales desde el chamanismo de nativos norteamericanos y europeos.


¿Y el hemisferio sur? ¿Y latinoamérica? ¿Y Chile?

Entonces, como dije antes, algo sucedió.


Y me introduje a investigar la cosmovisión del pueblo mapuche, una espiritualidad inmensa y desconocida, ensuciada, basureada, oculta atrás del concepto "extremista".


Entonces me re-encanté con su paradigma de territorio sagrado, con sus energías que tienen una identidad particular para proteger cada río, bosque, montaña, volcán.


Entre medio lloré amargamente porque me sentí extranjera. Me palpé huinca, usurpadora, ignorante de un saber que también habita en mi sangre y me recorre por todos los rincones, incluso esos que muchas veces me negé a mostrar y habitar.


Y seguí investigando, me fui a la conexión de la mujer con la tierra, desde las culturas primitivas, cuando aún no existía el patriarcado. Y me fijé en como fuimos perdiendo soberanía desde lo formal, porque desde el alma, nuestra conexión con la tierra, la naturaleza, los reinos, la llevamos dentro, algunas veces como un grito contestatario, otras como un silencio ahogante atrapado en la garganta, en nuestor útero y también en nuestro yoni.


Y fui armando mi propia cosmovisión lenta y pausadamente, lo que a su vez fue re-significando mi historia personal.

Porque me ha dolido ser mujer, me ha dolido en tiempos pasados cuando validé relaciones abusivas, dominantes e injustas.


Me ha dolido cuando me negé al placer por miedo a la opinión ajena.


Me ha dolido cuando me miré al espejo y comprobé que dejaba de ser la niña linda que la sociedad me obligaba a ser, porque el paso de los años, no negociaría ni hecharía marcha atrás.


Me ha dolido cuando cerré la puerta definitiva a la maternidad, y no solo por tener que escuchar las voces ajenas enjuiciadoras de tradición moral inquisidora, sino también porque me ha dolido oír la propia voz de mi mente, que constantemente escribe una historia aparte enfatizando los posibles dramas futuros que pueden producirse producto de esta decisión.


Pero como dije, fui RE-SIGNIFICANDO mi propia historia personal. Me lamí mis heridas y las cosí en solitario, en silencio, porque nadie más que yo sabe lo que me ha dolido mi historia y lo fuerte que ha sido y sigue siendo moverme sagaz y cautelosamente en la noche oscura.

La cosmovisión personal que se fue gestando en mi corazón, en mi útero y en mi plexo, fue brotando mientras me nutría de las perspectivas de los pueblos originarios y su relación con los elementos desde nuestro cuerpo.


Me fui expandiendo mientras me vaciaba para desaprender y soltar mis creencias sostenidas por años y me abría para introducir alimento puro de la Mapu en relación a la abundancia, la luna, las plantas, el sol, la recolección, la fertilidad, las estrellas.


Surgió un nuevo empoderamiento, ya no el Asiático, Africano, Europeo ni Oceánico.
Ahora llegaba el momento de parir a la MUJER LATIOAMERICANA, pero más aún, a esa mujer que tiene la capacidad de moverse en 4 patas olfateando su vida para tomar decisiones desde su instinto y que así la intuición tenga real sentido.

Porque durante años endiosé la intuición ¿y el instinto, donde queda? somos animales, eso no cambiará jamás, por tanto, para vivirnos poderosamente libres y abundantes, deberemos despertar esta capacidad innata, la que solo se activará desde lo que significa vivirse como naturalezay no solo sentirse parte de ella.


Y en la noche, en medio de lágrimas silenciosas sobre mi almohada, fue despertando la mujer salvaje, la loba, la que quiere aullar, rugir, arañar, correr a la velocidad del rayo, pero también detenerse en su solitaria cueva dispuesta a matar si es necesario en caso que un predador se quiera introducir y entrometer.


La cosmovisión latinoamericana y la mapuche, hoy me recorren la columna. Se han fundido con los paradigmas antiguos de los otros continentes gestando una nueva sinergia: diferente, semejante, única, osada, valiente, atrevida, instintiva e intuitiva.


Podría decir tanto más, pero las palabras jamás podrán ser reflejo de un sentir, porque el sentir es vibración, y la energía no se esclaviza ni se subordina ante ninguna formalidad.


Comparto solo unos fragmentos de mis últimos meses de transitar este milagro que para mi sigue siendo la vida.


Y mientras digito, cierro los ojos para trasladarme a los senderos nativos, esos llenos de familias pewén y koiwes. Lo hago porque quiero que mi corazón recuerde que las distancias físicas son solo un invento más de la mente en medio de esta gris ciudad que a veces pareciera que me traga.


Comparto estos fragmentos porque son el fuego que me llevó a darle vida al Taller Mujer, Territorio de Abundancia y Medicina.


Porque quiero humildemente que más fuegos se enciendan comprobando la maravillosa experiencia que es vivirse desde la mestiza salvaje, la loba del hemisferio sur, y que desde esa Alma que lo sabe, puedas parir una nueva cosmovisión, más natural, más instintiva, más abundante y más atrevida en este nuevo año que ya comienza.

¿Te sumas?

Mi útero abraza al tuyo...Magda



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