Cuando las personas estamos viviendo desde la supervivencia, ojo, ni malo ni bueno, no vamos a entrar en los juicios de la mente, esas personas tienen temas con la apertura al merecimiento y por ende la abundancia y el dinero.
Nos pasó por un tiempo, en el que vivíamos en el paradigma “esto es caro” “el dinero es solo para algun@s” “es mucho gasto”.
Y esto, se puede vivir en ambos lados de la vereda, como consumidor de algo, o bien como dado de ese producto y servicio. Y en este segundo caso, tener miedo a colocar cifras monetarias reales de acuerdo con lo nuestro valor, profesionalismo y entrega.
Entonces comenzamos a movernos en la escasez y la carencia, sintiendo que nos falta, que solo algun@s pueden, que el dinero es sacrificio, que cuesta tanto ser abundante, que no funcionan los decretos y un largo etcétera.
La energía de la abundancia que es la misma del dinero no está allá y nosotros acá, no se trata de ir por ella sino de convertirme en la persona que puede atraerla ¿Por qué? Porque la prosperidad la llevamos dentro, forma parte de nuestra riqueza natural.
Siempre que tenemos temas con ello, no sacaremos nada responsabilizando al sistema, que si bien tiene un rol activo en las diferencias e injusticias, pero a nivel macro las transformaciones son utópicas.
Para activar la abundancia tengo antes que ir a mí, observar de dónde vienen mis creencias y que tanto las he validado ¿Estoy depositando mis esperanzas solo en el universo, en un Dios, en un gobierno? ¿Qué estoy haciendo por sanar mi relación con dinero? ¿Activo mi abundancia agradeciendo todo lo que tengo a diario? ¿Pienso que solo puedo gestar un sueldo con un trabajo dependiente?
Si mantenemos y sostenemos la actitud de que se trata del otro o la otra que coloca precios inalcanzables, que es ese otro u otra que tiene precios altos, que nadie me va a comprar si cobro lo que esto realmente cuesta, seguiremos viviendo en el mismo paradigma “LA CARENCIA”.
Sacar de nuestro vocabulario palabras como “¿cuánto cuesta?” (costar=algo difícil) o “no tengo para gastar en esto” (gastar=estoy perdiendo)
Todas estas reflexiones las venimos haciendo desde hace ya al menos 5 años, y cada vez se van enriqueciendo cuando nos toca vivir u observar hechos que demuestran la carencia de la gente.
Les vamos a compartir 2:
La primera parte de un programa que estamos ofreciendo de 2 meses. Muchas personas llenan el formulario de postulación sabiendo el estimativo real de la formación y que a su vez su valor será de la mitad. Una vez sus postulaciones son aceptadas, desaparecen o expresan que no es un monto real o accesible.
¿Cuánto es el valor que un ser humano tiene respecto a invertir en sí mism@? ¿Hay un tope? Y si no tengo dinero ¿es responsabilidad de quien imparte u ofrece el servicio y que sí está entregando un valor de gentileza incluso menor al 50% de su valor real? ¿Cuánto espero que valga una formación de dos meses?
Otro caso es un hermoso evento, no realizado por nosotros sino por una productora increíble, que vuelve después de 4 años y que tiene un valor por 3 días de $27.000. Una experiencia única el que cada día, al menos durante 8 horas, se viven charlas de desarrollo humano espiritual con exponentes potentes de diversos lugares del mundo.
Es decir, $9.000 diarios. Y la gente reclama de que “es caro”, que es “un robo”. He tenido la oportunidad de estar presente en magno evento en todas sus versiones y ni siquiera $27.000 sería el valor diario para esa experiencia.
Me permito escribir esto en un día de eclipse, en el que se abren portales para mirarnos, un día que tiene mucha relación con lo que sucedía en abril del año 2004, un ciclo se cierra y comienza otro.
Hoy me miro y veo a mi versión de esos años, entrando a estudiar pedagogía, con un concepto de abundancia muy diferente al que tengo hoy en día porque lo he trabajado sin descanso.
Hoy humildemente les comparto que todos y todas tenemos esa riqueza interior, y que no vale seguir perpetuando la concepción que un sistema capitalista y patriarcal nos ha enseñado acerca de la abundancia, el dinero, la prosperidad.
La estrategia sistémica siempre querrá que saquemos el foco del interior cuando se trate de estos temas, para que culpemos al entorno de nuestras tragedias, de esa forma, nuestro foco se debilita, nos desvinculamos de nuestra responsabilidad y ahí perdemos nuestra soberanía.
Perder soberanía es dejar de creer en quienes somos, en nuestro gran poder de manifestación que es absolutamente entrenable cuando “dejamos de gastar” y comenzamos a “invertir” en nuestro gran capital: “nosotr@s”.
Podemos salir del paradigma de la supervivencia, del piloto automático, el estrés, la ansiedad, la carencia, la insatisfacción, la rutina, pero para eso, además de confiar en ti, en la vida, y en tu deidad favorita, tienes que ACCIONAR.
Nada cambia cuando nosotr@s no cambiamos. Si siempre has venido haciendo las mismas cosas, hablando de la misma manera, pensando de igual forma ¡Obtendrás más de lo mismo!
Te aseguro que, si hoy no puedes acceder a esa formación o evento del que tanto te gustaría ser parte, la responsabilidad no está en quien colocó los valores: esto se trata de ti y tu vínculo con dinero, abundancia y prosperidad, y siempre, pero siempre podrás hacer algo para revertir esa situación si colocas disposición y voluntad desde tu corazón.
¡Hay una vida abundante y próspera esperando por cada uno de nosotr@s, ya es tiempo de comenzar a crear y hacer la magia para que las cosas sucedan!
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